ENCONTRAR UN BUEN VETERINARIO

Un buen veterinario/a es una bendición en la vida de nuestros perros -y en la nuestra-.  A ellos les puede salvar la vida y conservársela durante muchos años, y a nosotros proporcionarnos confianza y seguridad.

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Es importante dedicarle algo de tiempo a elegir un veterinario.  Por supuesto, debe hacerse antes de necesitar uno, es decir, antes de necesitarlo urgentemente e, incluso, antes de que llegue el perro a nuestro hogar.

Para nuestra tranquilidad de espíritu, y bienestar de nuestros perros, debemos estar satisfechos con nuestro veterinario.  Sigamos nuestros instintos, y caso de no estar satisfechos del profesional con el que tratamos, busquemos otro.  Como en cualquier otra profesión, hay veterinarios competentes e incompetentes; veterinarios honrados y otros que sólo se ocupan de ganar el máximo de dinero con su negocio. 
Aquí tenemos unas claves para tener éxito en nuestra búsqueda:

Reputación. Pregunte a familiares y amigos que tengan perros, a desconocidos que estén paseando perros cerca de su domicilio, a las protectoras de animales en su zona, ¿a qué veterinario les lleva? ¿están satisfechos con sus servicios? También es útil entrar en los foros de amantes de perros, en ocasiones podemos encontrar quejas contra una determinada clínica.

Credenciales. Algo básico que raramente hacemos: comprobar que la persona que tenemos delante es realmente un veterinario.  Es fácil llenar una pared con diplomas enmarcados que no tenemos ocasión siquiera de leer.  Una llamada al colegio de veterinarios de nuestra localidad nos garantizará que realmente está capacitado para ejercer.  Además, comprobemos en qué año se licenció.  No queremos dejar a nuestro perro en manos de alguien sin experiencia.  Por otro lado, un profesional que lleve muchos años ejerciendo deberá continuar su formación para no quedar desfasado. 
Atención a los períodos de vacaciones: hay clínicas que durante los meses laborables son atendidas por excelentes profesionales, que se marchan tranquilamente de vacaciones dejando al cargo a un jovencito que ha conseguido su título semanas antes.  Preguntemos con tiempo a nuestro veterinario quién va a sustituirle, si su respuesta no nos convence, busquemos una clínica alternativa.


Servicio.  Seleccione un veterinario que le dedique el tiempo suficiente en cada consulta para que usted pueda hacer todas las preguntas, y recibir todas las respuestas, que le permitan salir de la clínica sin dudas. Incluso para una revisión rutinaria, una visita al veterinario es el momento idóneo para que un especialista nos responda a cualquier duda sobre alimentación, cuidados, etc.  Evite las clínicas con agendas tan llenas que le despachan en cinco minutos.

Accesibilidad¿Tiene la clínica veterinaria un servicio de urgencias? ¿Qué ocurre si su perro sufre un accidente en fin de semana, o tras la hora de cierre? Está el veterinario, al menos,  dispuesto a darle su teléfono privado?

Coste. Dependiendo de la localización, tamaño de la clínica, número de clientes, etc. hay clínicas que tienen precios muy elevados para acciones rutinarias tales como vacunas o revisiones.  Asegúrese de que su veterinario pide un precio justo.  ¿Estaría dispuesto su veterinario a aceptar pagos fraccionados para procesos de emergencia de elevado costo, por ejemplo, un accidente que exija una operación?

HigieneDe sentido común.  No queremos que nos atiendan en un lugar que no esté perfectamente limpio, ordenado e higiénico (Higiene: Parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de enfermedades).  Si en la sala de espera observa orina o sangre en el suelo, no espere más y márchese.  Si en la mesa de reconocimiento hay pelos puede estar seguro que no la han limpiado -mucho menos desinfectado- tras el último paciente quien, por cierto, ¿tendría algo contagioso, o, simplemente pulgas?

Conocimientos ¿Su veterinario practica alguna especialidad? ¿Está en contacto con especialistas a los que podría enviarnos en caso necesario? ¿Está al día de los últimos avances en veterinaria, incluso en otros países? ¿Conoce y está abierto al uso de terapias alternativas, como homeopatía, flores de Bach, acupuntura...?

Personalidad. Además de sus conocimientos, otras virtudes que queremos encontrar en nuestro veterinario son sinceridad, compasión, comprensión, apoyo. Serán fundamentales si tenemos la desgracia de encontrarnos con un problema importante.

Proactivo. Un buen veterinario está comprometido y dispuesto a hacer absolutamente todo lo necesario para que su perro recupere la salud. Propondrá análisis exhaustivos. Buscará nuevos tratamientos. Consultará a otros profesionales. No se conformará con el “debe ser ...”, buscará el diagnóstico exacto y el tratamiento adecuado con todo el esfuerzo necesario.

Organizado. El historial de su perro debe estar siempre al día.  Constando fechas y tratamientos.  No es admisible que su veterinario le pregunte a usted “le estábamos dando...?”  Además de un seguimiento para interesarse sobre cómo se encuentra su perro después de un procedimiento quirúrgico o cuando ha terminado el tratamiento que le indicó.

Terminamos como empezamos: Un buen veterinario/a es una bendición en la vida de nuestros perros -y en la nuestra-.  Si el suyo no le satisface, cambie.

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